A finales de 2007 se declaró una crisis financiera
mundial que a día de hoy sigue afectando principalmente a los países
desarrollados. Entre las causas de la misma se encuentran el aumento del precio
de las materias primas, el petróleo alcanzó en 2008 su record histórico
llegando a los 147$ el barril de crudo, los metales hicieron lo propio debido a
la mayor demanda por parte de los países emergentes como India o China y por
supuesto el precio de los alimentos se vio incrementado con record históricos.
Pero principalmente, la razón del comienzo en esta
crisis no es otra que el estallar de la burbuja inmobiliaria en la economía más
grande del mundo, la de EEUU. El crédito se empezó a usar con demasiada
ligereza, tanta, que prácticamente cualquier persona podía conseguir uno, sin
asegurarse la entidad bancaria antes, que podía hacerse cargo del mismo, ni
tener en cuenta, que no aguantaría una mínima subida de los tipos variables.
Vivíamos en un estado de calma, de extrema bonanza,
en el que nadie se preguntaba el por qué o el hasta donde llegaría, aquello era
infinito, no se paraba de construir, un obrero podía llegar a ganar el doble
que un licenciado, los trabajos menos cualificados relacionados con la
construcción eran los mejor remunerados. Nos habíamos acostumbrado a los
créditos para todo, desde una casa, a un coche e incluso una televisión, pero
no sabíamos que la mayoría de los préstamos tienen una parte variable que
depende de los tipos de interés, no lo sabíamos, o si lo sabíamos no quisimos
oírlo. Ahora viene esta crisis, como daño colateral, para
reestablecer la cordura, que los bienes se establezcan en un precio razonable.
Amparadas por la crisis y el revuelo social creado, las
empresas deciden entonces que es el momento idóneo para llevar a cabo los
temidos expedientes de regulación de trabajo (ERE), cosa que en tiempos de
bonanza legalmente se las hubieran visto y deseado para llevar a cabo, pero
ahora no, ahora todo está mal, ellos no sacan beneficio y tienen el amparo de
la ley. Se vuelve a la fórmula del máximo rendimiento de la empresa con el
mínimo personal y menor gasto, se ajustan los presupuestos.
El gobierno decide entonces inyectar dinero a los
bancos, para que estos lo presten a su vez a los empresarios, preferiblemente,
mediana y pequeña empresa (son realmente los que pagan el pato). Los bancos
usan los fondos para sanear sus cuentas y llegar a sus objetivos, por ahora, se
acabó eso de prestar.
En la mayoría de las empresas se
"congelan" los sueldos, al menos para todos los trabajadores
"rasos", por supuesto, amparándose en la crisis, cualquier medida de
este tipo es aceptada y se implanta el terror entre los trabajadores, con la
idea en el horizonte de que todo podría ser peor.
El dato es: "Las grandes compañías del país han
logrado capear este turbio panorama y hoy, último día hábil para la
presentación de resultados, ya es posible constatar que el año pasado
obtuvieron las mayores ganancias de la historia corporativa española. Las cinco
grandes ganaron 29.633 millones de euros, un 27% más que en el ejercicio
anterior" (El periódico)."Las grandes corporaciones con sede en
nuestro país han seguido teniendo beneficios multimillonarios. Ninguna ha
perdido dinero por el momento. Pese a la aumento de la mora, la banca lleva
ganados más de 10.000 millones de euros en seis meses " (ABC).
Será cierto aquello que dicen, que donde unos ven
crisis, otros ven oportunidades....
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