viernes, 19 de febrero de 2010

Capítulo 2: Crisis financiera



A finales de 2007 se declaró una crisis financiera mundial que a día de hoy sigue afectando principalmente a los países desarrollados. Entre las causas de la misma se encuentran el aumento del precio de las materias primas, el petróleo alcanzó en 2008 su record histórico llegando a los 147$ el barril de crudo, los metales hicieron lo propio debido a la mayor demanda por parte de los países emergentes como India o China y por supuesto el precio de los alimentos se vio incrementado con record históricos.

Pero principalmente, la razón del comienzo en esta crisis no es otra que el estallar de la burbuja inmobiliaria en la economía más grande del mundo, la de EEUU. El crédito se empezó a usar con demasiada ligereza, tanta, que prácticamente cualquier persona podía conseguir uno, sin asegurarse la entidad bancaria antes, que podía hacerse cargo del mismo, ni tener en cuenta, que no aguantaría una mínima subida de los tipos variables.

Vivíamos en un estado de calma, de extrema bonanza, en el que nadie se preguntaba el por qué o el hasta donde llegaría, aquello era infinito, no se paraba de construir, un obrero podía llegar a ganar el doble que un licenciado, los trabajos menos cualificados relacionados con la construcción eran los mejor remunerados. Nos habíamos acostumbrado a los créditos para todo, desde una casa, a un coche e incluso una televisión, pero no sabíamos que la mayoría de los préstamos tienen una parte variable que depende de los tipos de interés, no lo sabíamos, o si lo sabíamos no quisimos oírlo. Ahora viene esta crisis, como daño colateral, para reestablecer la cordura, que los bienes se establezcan en un precio razonable.

Amparadas por la crisis y el revuelo social creado, las empresas deciden entonces que es el momento idóneo para llevar a cabo los temidos expedientes de regulación de trabajo (ERE), cosa que en tiempos de bonanza legalmente se las hubieran visto y deseado para llevar a cabo, pero ahora no, ahora todo está mal, ellos no sacan beneficio y tienen el amparo de la ley. Se vuelve a la fórmula del máximo rendimiento de la empresa con el mínimo personal y menor gasto, se ajustan los presupuestos.

El gobierno decide entonces inyectar dinero a los bancos, para que estos lo presten a su vez a los empresarios, preferiblemente, mediana y pequeña empresa (son realmente los que pagan el pato). Los bancos usan los fondos para sanear sus cuentas y llegar a sus objetivos, por ahora, se acabó eso de prestar.

En la mayoría de las empresas se "congelan" los sueldos, al menos para todos los trabajadores "rasos", por supuesto, amparándose en la crisis, cualquier medida de este tipo es aceptada y se implanta el terror entre los trabajadores, con la idea en el horizonte de que todo podría ser peor.

El dato es: "Las grandes compañías del país han logrado capear este turbio panorama y hoy, último día hábil para la presentación de resultados, ya es posible constatar que el año pasado obtuvieron las mayores ganancias de la historia corporativa española. Las cinco grandes ganaron 29.633 millones de euros, un 27% más que en el ejercicio anterior" (El periódico)."Las grandes corporaciones con sede en nuestro país han seguido teniendo beneficios multimillonarios. Ninguna ha perdido dinero por el momento. Pese a la aumento de la mora, la banca lleva ganados más de 10.000 millones de euros en seis meses " (ABC).

Será cierto aquello que dicen, que donde unos ven crisis, otros ven oportunidades....

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