Al ser humano siempre se la ha considerado omnívoro,
es decir, puede consumir todo tipo de alimentos. (Aunque hay un debate
histórico abierto con la teoría de que nuestra anatomía es propia de un
herbívoro y no de un omnívoro).
Uno de los pilares de esta dieta tan llena de
posibilidades siempre ha sido la carne, de hecho su consumo ha aumentado mucho
más de lo aconsejable, saludablemente hablando, en las últimas décadas. Fruto
de esta situación, el proceso de comercialización de la carne se ha ampliado, y
por tanto el número de mataderos y animales sacrificados.
Siempre hemos dado por hecho que una serie de
animales basan su existencia en ser nuestro alimento, para ellos parece ser
todo un honor y para nosotros todo un placer. La mayoría de estos animales
(vacas, corderos, cerdos, conejos, pollos, etc.) son criados en cautividad, la
mayoría con escaso espacio habitable, a veces siquiera pueden moverse, con el espacio
justo para su cuerpo, y la única posibilidad de echarse sobre sus propias
heces.
En la mayoría de lugares donde se llevan a cabo los
sacrificios para los entes superiores, el proceso viene a ser el mismo, como en
toda empresa intentan simplificar y ganar tiempo, lo importante siempre es la
producción, de esta forma el circuito consta de un pasillo donde no pueden
siquiera girarse sobre si mismos, por turnos, van pasando hacía un habitáculo
cerrado donde son aturdidos con descargas eléctricas u otras armas diseñadas
para el mismo fin, como decía antes la producción manda y no siempre se pueden
cerciorar de que estén lo suficientemente aturdidos. Una vez pasada la fase de
aturdimiento, los cuelgan, normalmente de una extremidad, en la mayoría de
casos, una pata trasera, y en ese momento se les clava un cuchillo en el cuello
o se les degolla, la sangre empieza a brotar, es entonces cuando el animal sale
de su aturdimiento para gritar, vomitar e intentar escapar, rodeado de otros
iguales que o intentan lo mismo o que simplemente ya han muerto.
En este proceso, los que esperan pacientemente,
intentan escapar, porque huelen la sangre, e incluso pueden estar contemplando
la escena llevada a cabo con un compañero, el pavor es algo que se puede captar
en su expresión, en sus gestos, en sus gritos, pero en la producción no se
tiene en cuenta estas nimiedades. La mayoría de consumidores están totalmente
alejados de lo que supone este proceso o como se lleva a cabo, simplemente ven
variedad de carnes y productos derivados de esta en el supermercado, en un
restaurante, etc.
En un libro leí que la humanidad solo se puede
demostrar hacia los animales, es la única forma en que cobra sentido.
Este texto no trata sobre la dieta que tiene que
llevar cada uno, aunque os aseguro que personalmente después de leer y ver
videos relacionados con todo este tema (donde cuentan y se ven imágenes de
escenas mucho más duras que en el breve y endulzado resumen que yo he
relatado), se me han quitado las ganas de que la carne sea el pilar de mi
alimentación y no por las nauseabundas imágenes, si no por principios.