Desde tiempos inmemoriales la mujer históricamente
siempre ha tenido un papel secundario en la sociedad, en todos sus aspectos,
siempre a la sombra que quería darle el hombre. El hombre siempre ha conducido
las leyes, la religión y la sociedad hacía el enaltecimiento de su figura
varonil, despreciando en todo momento el valor de la mujer.
A día de hoy, la mujer, en el escenario del mundo
occidental, dispone de trato de igualdad con el hombre (a grandes rasgos), no
así como en otros lugares donde se aplica ciertas leyes, como la ley mosaica,
que entre otras perlas expone que la opinión de una mujer puede ser rechazada
por su padre o por su marido, no tienen permitido enseñar o tener autoridad
sobre los hombres por poner varios ejemplos.
Pero aunque a día de hoy la mujer ha mejorado mucho
su posición en la sociedad, que dicho sea de paso, se lo han ganado a pulso (la
estadística dice que hoy hay mayor número de mujeres estudiantes que hombres y
además con mejores notas), aún siguen encontrándose escalones en su paso por la
evolución. Entre otras cosas, y hablamos ya en el marco occidental, las mujeres
cobran menos salario por realizar el mismo trabajo que un hombre, la
desigualdad que ha existido históricamente hace que normalmente tenga que
demostrar mucho más para una misma actividad que un hombre para demostrar que
están a la altura, porque ciertos machos creyentes de ser líderes de la manada,
dudan mucho de sus capacidades, entre otras cosas porque sienten miedo al ver
claramente como en la mayoría del casos son más organizadas y más capaces que
ellos.
Demostrando que disponen de capacidad de sobra para
ser autosuficientes en todos los aspectos, no me gusta ver ejemplos de ataduras
machistas, por ejemplo en cuanto a aspecto, porque está muy bien que se lleve
un escote, una minifalda y si hace falta unos pechos operados porque una se
quiere sentir más guapa, pero no porque así lo marca el canon machista, para
representar la imagen idealizada de objeto sexual que ellos tienen en la
cabeza, y alguien se preguntará que a mí pensando egoístamente me alegran la
vista, y sí, me alegran la vista, pero me parten el corazón, porque además, lo
peor de todo, es que lo hacen de manera inconsciente, algo más grave si cabe,
ya que de alguna manera están asumiendo ese rol que les viene heredado de
épocas peores de las cuales deben desligarse.
Su mayor sensibilidad les hace a veces enredarse en
sus relaciones y la mayoría de veces salir malparadas, es ahí donde deben usar
su también mayor astucia y no dejar tan siquiera por un segundo de recibir todo
lo que merecen.
Desde siempre he tenido un especial entendimiento
con ellas, quizá sea porque he sido criado por ellas y crecido entre hombres,
ellas me han aportado la mayoría de cosas importantes que hoy sé, que siento y
que soy. Una de ellas me trajo aquí, otras me han ido aportando cosas a lo
largo de los años y otras hacen y harán que persiga una meta, ellas son el
principio y el final de todo. Ellas son el futuro.