miércoles, 16 de marzo de 2011

Capítulo 39: Japón



Japón ha sufrido en estos días una de sus mayores tragedias, un tremendo terremoto seguido por un tsunami tienen la culpa. No hay estadística que pueda calcular algo así ni suficiente tecnología para pronosticarlo, fenómenos naturales imprevisibles. El país nipón está acostumbrado a las sacudidas, tanto es así que sus infraestructuras, especialmente las de mayor envergadura tienen sistemas para aguantar terremotos haciendo que estas toleren cierto movimiento, el problema es que después de la gran sacudida, vino un tsunami, y el poder del agua ha arrasado con todo a su paso, las imágenes dejan a uno boquiabierto, por si fuera poco, la destrucción de algunas centrales nucleares ha sumado una crisis medioambiental y de salubridad debido a los altos niveles de radiación emitidos en muchas zonas del país. A esta crisis de contaminación nuclear se suma la energética y la económica entre otras, los muertos se cuentan por decenas de miles y la cifra no para de aumentar.

Con este apocalíptico escenario cualquiera perdería el juicio y las formas, de hecho en la mayoría de catástrofes la primera consecuencia son los saqueos, la violencia y el incivismo general, el individuo ve su vida y lo suyo en peligro y lleva al extremo sus acciones para sobrevivir, sin pensar en nadie más y sin importarle nada, como si dejasen de tener vigencia todas las leyes y todas las formas que nos identifican como una raza de seres razonables, el egoísmo en su máxima expresión.

Pero esto no está pasando en Japón, desde el primer momento que se empezó a repartir comida debido a la escasez, la gente guardaba con orden y calma la cola, sin alzar la voz, sin malos gestos, sin empujones. Tampoco se han dado saqueos, ni violencia, ni otros comportamientos irracionales, la sociedad nipona se ha mantenido preocupada pero ordenada, educada y con ánimo de salir adelante todos juntos, mostrando una actitud colaboradora para superar lo antes posible la catástrofe.

Una imagen que ha dado una lección al resto del mundo, un ejemplo a seguir, una actitud admirable, un espejo donde todas las sociedades del resto del mundo deberían mirarse.

Admiro a Japón por muchos aspectos, mucho de ellos relacionados con su sociedad, una educación desde temprana edad, que impregna a cada individuo de respeto, del concepto de unidad de grupo, civismo, la continua búsqueda espiritual y las formas sosegadas, creo que el respeto y la educación es el camino para una sociedad cohesionada y sólida y el modelo a seguir para una sociedad que quiera mirar al futuro.

Espero que salgan lo antes posible de esta catástrofe y consigan superar esta tragedia, desde aquí les mando todo el ánimo posible, así como reconozco mi total admiración por el gran ejemplo que están dando.

1 comentario:

  1. A pesar de que las consecuencias de la tragedia no son para nada como las están pintando los medios del estado español (y para ello no hay más que ver los muchos bloggers residentes en Japón que cuentan la verdad que los medios alteran para vender más), lo cierto es que ha sido una catástrofe como pocas veces se han visto.

    Tokio está a salvo, no así el nordeste del país. La radiación ha aumentado mucho pero sigue a niveles muy por debajo de los que nos transmite una radiografía, y por supuesto aún más bajos que los que reciben las personas que se hacen más de una radiografía al año.

    El susto, las muertes (por suerte todavía no se cuentan por decenas de miles, sino por miles), las consecuencias económicas, culturales, morales y en todos los aspectos de la vida del país... esas cosas sí son indiscutible. Una sola muerte por la catástrofe natural ya habría sido una desgracia.

    Saldrán adelante, por suerte para ellos son más fuertes en todos los sentidos que países mucho menos desarrollados y que han vivido desastres naturales mucho peores no hace tanto tiempo.

    Yo, ahora más que nunca, deseo poder llegar a vivir algún día allí.

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