jueves, 9 de diciembre de 2010

Capítulo 34: La oveja negra



Lo recuerdo en tiempos de colegio, el profesor de turno dictaba unas normas temporales de obligatorio cumplimiento con la particularidad de que con que solo uno de los alumnos no las cumpliese, el premio final destinado a toda la clase se perdería, señalando además al culpable. El primer contacto con la oveja negra, aquel o aquella que por gracia, oposición al poder, intento de golpe de poder propio, desafío, enfado o frustración rompe las reglas que tiene que seguir el grupo, aún a sabiendas de que las consecuencias negativas repercutirán sobre todos.

Es entonces cuando lo señalan, y en la mayoría de los casos se defiende, se muestra desafiante, seguramente su situación no es igual de buena, ni su progreso igual de rápido que otros alumnos, se siente contrariado y no le importa absolutamente el grupo, igual que al grupo no le importa absolutamente este individuo hasta que incide negativamente en sus privilegios.

Por desgracia las leyes son para todos, pero se establecen y modifican estableciendo límites más concretos conforme individualmente alguien las infringe, límites establecidos por individualidades, aplicación de límites plurales, contradictorio pero lógico. No es viable, ajustar personalmente las normas, debemos de aprender a convivir en grupo, entendiendo de una vez que estamos obligados a entendernos, a convivir, a socializarnos.

En el colegio intentaban enseñarnos una situación que más tarde nos encontraríamos en la sociedad, el reconocimiento de la oveja negra, saber identificarlos, saber enfrentarse a ellos, y no tolerar ningún acto que ponga en peligro el buen funcionamiento del conjunto.

Tan importante es defender tus derechos, como perseguir a aquellos que los puedan poner en peligro con sus actitudes.

La vía rápida, ese acto de egoísmo en su estado más puro, no está vulnerando una regla o una ley, está vulnerando el derecho de todos, conseguir las cosas a base de romper las normas no es ningún hecho meritorio, sino más bien ganar un partido amañado, un atentado contra la libertad y derechos de los demás.

En tiempos de colegio señalar a la oveja negra era sinónimo de ser un chivato, una persona que delataba a sus semejantes, que informaba a un gobierno mayor de acciones incorrectas de un compañero, compañero…,poco tienen que ver con ese concepto estos individuos, sus acciones solo traían malestar y restricciones para todos, su imperio de mentiras, su egoísmo, sus actitudes intimidatorias, puede que ellos fueran y sean las ovejas negras, pero entonces todos los demás tenemos que intentar ser más bien una manada de lobos.

1 comentario: